Todo este libro está escrito el 23 de enero de 1998 desde la 1:10 hasta la 1:40 de la madrugada; sin posterior corrección.
Prologo:
Cuando tenía menos nueve meses mis viejos acababan de tener mal sexo y estaban viendo una película muy horrible, mi viejo prendió un Parliament y ahí empecé a fumar. Nací el 10 de enero de 1970 y en el 74 nos mudamos a Tucumán. En medio de bombas, de muertes y de secuestros de los cuales me acuerdo todavía y de los que me quiero olvidar cuando paso por la puerta de la casa de Gobierno. Estudié en la Escuela José Mármol, después en el Colegio Salesiano Tulio García Fernández y di vueltas por las Facultades de medicina y psicología por unos tres años. Ahora, como habrán calculado la mayoría de las mujeres, tengo veintiocho años y la verdad es que el Parliament me hace doler la cabeza.
Todo empieza bien, en mi vida; y era feliz y me peleaba de mis novias o las mandaba a la mierda porque me cansaban (espero que haya sonado machista porque es lo que buscaba). Después me emborraché unos cuantos años y escribí media hora de un condenado a la muerte más segura.
Mis reflejos más humanos creo que están lejos; pero, mis miserias humanas, la gran parte de lo que aprendí y vi en la calle; está aquí.
Todo es absurdo cuando se acaba la botella y son las dos de la mañana, tanto para la botella, tanto para mí.
Los últimos 30 minutos de vida de un condenado a muerte (Tommy Johanson) 1998
Acabo de poner mi cenicero sobre un libro de Bukowski.
Acabo de poner Pink Floyd para no escuchar mi idioma.
Acabo de poner vino en un vaso descartable
para no lavarlo.
Acabo de poner mi cigarrillo
en mi boca para sentir algo.
Acabo de escribir cuatro frases
para no decir nada.
Todo es una verdadera mierda,
cuando sabes el final.